Actualidad Reflexión de JJ López Casado

Reflexión de JJ López Casado


Todos queremos tener la razón, el ser los verdaderos, tener la exclusiva. Incluso nos definimos de la misma manera: aquí tenemos un ejemplo en la Iglesia Católica Apostólica Romana, y la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa. Las dos se definen como católicas y apostólicas. Hay encuentros fraternales con otras iglesias como la luterana, o la anglicana, pero nada se mueve ni un milímetro de la posición del día anterior.

Siempre que se habla de este tema pongo el ejemplo de las estatuas existentes en la plaza de San Pedro en el Vaticano. Todas en sus pedestales. Todas muy próximas. Todas muy santas. Pero ninguna se ha movido ni un milímetro para aproximarse a las demás. Orar por la unidad está bien. Pero es preciso aplicar la norma de una orden religiosa de todos conocida: ORA ET LABORA. Se debe orar por el enfermo… pero sin olvidarse de la medicina para curarle.

Es preciso recordar que, en su postrera oración al Padre, Jesucristo oró por la unidad de sus discípulos… Pero pronto aparecieron las discrepancias… San Pablo discutió con san Pedro… y al final cada cual se fue por su lado. San Pablo se lamentaba de que algunos cristianos se consideraban de Pablo, otros de Apolo, y así un largo etcétera… y cuando san Pablo fue llevado preso a Roma leemos en sus cartas que se lamentaba de su abandono por parte de los discípulos residentes en esa ciudad (muy posiblemente judeocristianos) incluido por san Pedro, que muy verosímilmente estaba ya en dicha ciudad.

Los cismas nos han perseguido desde un principio como una epidemia. Ahora ya somos legión…
La vida terrenal de Jesucristo estuvo llena de peligrosos encuentros. Herodes el Grande lo quiso matar al nacer. Su hijo, Herodes Antipas, el asesino de san Juan Bautista, a quien Jesucristo le tildó de “zorro”, lo mismo, pues ya algunos fariseos le avisaron sus intenciones y de que debía huir. Jesucristo siempre se movió en el filo de la navaja… Sé que sois descendientes de Abraham; pero procuráis matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Sin embargo, hay un dato que llama la atención. En efecto. Jesucristo frecuentaba el Templo, y se supone que estaría cansado de ver la misma escena de los mercaderes… pero no hay constancia de que interviniera…. ¿Por qué?

El Reino de Dios da la vida eterna a los que crean en Jesús…Eso es cierto y terminante: El que cree en él no está condenado, pero el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. No hay términos medios. O sí, o no. O crees. O no crees. Decir, pues, que el simple hecho de creer en Dios salva al hombre no parece correcto… pues también los demonios creen en Dios.

Nicodemo era un hombre rico, fariseo, y miembro del Sanedrín, en la época de Jesucristo. Le visitó, sí, pero de noche, amparado en la oscuridad…. No está claro que un fariseo representase a ningún pueblo fiel (como afirma el articulista). Jesucristo, según sus propias palabras, había sido enviado a rescatar a los descarriados de la casa de Israel… La casa de Israel no sólo es Judea…. Los samaritanos tenían la misma religión que los habitantes de Judea y Galilea, aunque con algunas diferencias. Samaria, pues, estaba dentro de esa casa de Israel, como lo prueba las palabras de la samaritana a Jesucristo. Y le era necesario pasar por Samaria.  Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar (…) Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar (…) Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

Así pues, judíos, galileos y samaritanos tenían la misma fe… y esperaban la llegada del mismo mesías.
Los evangelistas no se explayan demasiado al nombrar a san José. Aparte de informarnos de su nombre, y de que se hallaba casado con la virgen María, nos informan de sus dudas acerca del embarazo de María… y de su firme intención de repudiarla en secreto para no someterla a la lógica humillación social. Es decir, san José se limitó a observar el hecho, y sin más juzgar. Más de uno pensará que le faltó el diálogo. Preguntar. Inquirir. Enterarse de la verdad. Y luego, si es preciso, tomar una solución lo más discreta posible para no perjudicar a María. Es evidente que a María la salvó el oportuno sueño que tuvo san José.

Los cristianos siempre se han sentido desconcertados por el dramático momento que le tocó vivir a la Sagrada Familia, y se han preguntado: 

  • ¿Cómo es posible que realmente José dudase de la honestidad de su esposa?.
  • ¿Pensó que le había sido infiel con otro hombre?.
  • ¿Cuánto tiempo vivió torturándose en silencio, por culpa de su falta de diálogo, por su desconfianza?
  • ¿Por qué el anunció del embarazo virginal sólo fue hecho a la virgen María, y no también a su esposo José como cabría esperar?

El matrimonio es cosa de dos, y no de uno sólo. El desconocimiento de los hechos, por un lado, y la falta de confianza y diálogo de José por otro, estuvo a punto de provocar una tragedia familiar con dos claros perjudicados: Jesucristo y su madre. San Mateo dice que san José era justo… que San José era una buena persona … Sin embargo, san José vemos que tira por el camino de en medio sin pensar en las fatales consecuencias que se pueden derivar de su actitud.
Y hasta aquí mis leves reflexiones. Ruego disculpas si ha sido demasiado extenso.

Cordiales saludos.
Juan José.

 

Alegraos y regocijaos

Alegraos y regocijaos

El Papa Francisco ha presentado un nuevo documento, una carta apostólica sobre la Santidad en el mundo actual, Gaudete et Exsultate, “Alegraos y Regocijaos”. Nos habla de la santidad como un camino para todos, como una manera de salir de la mediocridad cotidiana y, sobre todo, nos habla de una búsqueda llena de gozo.

María, Madre de los creyentes

María, Madre de los creyentes

Para muchos de nosotros, desde pequeños, nuestra vida cristiana está unida a María. La Virgen, con un nombre particular, bajo una advocación concreta, es la patrona de muchos de nuestros pueblos, barrios y ciudades. Quienes nos iniciaron en la fe, nuestras madres, abuelas, etc.. nos enseñaron a acercarnos a ella, a rezar ante su imagen.

Azucena Tena. Testimonio de una corresponsal

Azucena Tena. Testimonio de una corresponsal

San Antonio me ha dado y sigue dándome confianza, esperanza, apoyo y fuerza en mis decisiones, en mi fe para seguir con la vida, capeando los temporales que trae. Con mi pequeña labor hacia él, siento alegría, satisfacción de poder colaborar en una obra social, estando activa y en movimiento con paz.

Suscríbete ahora a “El Mensajero de San Antonio” y por tan solo 14 euros al año recibe cómodamente en tu hogar esta publicación dedicada a San Antonio: el santo del mundo.