Actualidad La difícil convivencia

La difícil convivencia

A nada que tratamos de reflexionar o de analizar algunas cuestiones vemos que los intereses se enfrentan, y los sentimientos, con frecuencia, también. Por eso las soluciones con respuestas simplistas sirven de poco. 

La vida se encarga de mostrarnos que la convivencia entre los seres humanos es una de las tareas más arduas que tenemos, pues nuestra fragilidad humana reclama constantemente un ejercicio de reparación de la convivencia.

No somos islas ni eremitas, sino seres sociales y sociables. Desde la espiritualidad franciscana decimos que somos hermanos, fraternos, que en nuestra manera de interpretar la vida la clave de la fraternidad entre las personas y con la naturaleza es algo importante. 

Creemos que las otras personas pueden ser fuente de satisfacciones y no solo de decepciones, exigencias y amenazas. Somos muy conscientes de que no podemos vivir sin los demás, al margen de ellos, sin dejar que nos afecte lo que afecta a los demás, especialmente a los más cercanos. 

Nuestra felicidad depende de que sepamos integrarnos en un proyecto social, que sepamos colaborar, entendernos, querer, ser queridos, comunicarnos. Ninguno somos perfecto, pero nos necesitamos. Nuestras familias, comunidades y la sociedad en que vivimos se componen de personas con sus valores y también con sus debilidades y su pobreza que tratan de aceptarse mutuamente y de perdonarse. Más que la perfección, el fundamento de la vida común es la humildad y la confianza. 

Dice el autor español José Antonio Marina que una cosa que no podemos olvidar es que la urbanidad es el comienzo de la sociabilidad. Entendemos esta como el conjunto de hábitos necesarios para vivir en sociedad, en la urbe. Afirma también que la zafiedad, la grosería, la brusquedad y la suciedad, son obstáculos para la convivencia.

Benjamín Echeverría

¡Salve, Antonio venerado!

¡Salve, Antonio venerado!

En sus Sermones Dominicales y Festivos tiene este cúmulo de citas: 3.700, el Antiguo Testamento, y 2.400 el Nuevo Testamento. Destacamos, sobre todo, que la fascinación que ha ejercido san Antonio ha sido sencillamente por ser una irradiación de Cristo. A Él sea todo honor.

Vigilancia y calma

Vigilancia y calma

Cuenta el profeta Isaías que cuando la ciudad de Jerusalén estaba sitiada por dos pueblos aliados contra ella y el rey Acaz y el pueblo temblaban de miedo, el profeta Isaías escuchó estas palabras del Señor: “Anda, sal al encuentro de Acaz con tu hijo Sear Yasub y dile: ¡Vigilancia y calma! No temas, no te acobardes… (Is 7,3-4)

La vida después de la pandemia

La vida después de la pandemia

Es el título de un libro que recoge los documentos y las reflexiones del Papa Francisco sobre la pandemia de Covid-19. A través de sus páginas se nos ofrece una dirección, claves y directrices para reconstruir un mundo mejor que podría nacer de esta crisis de la humanidad.

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