Actualidad Amor maternal de Dios

Amor maternal de Dios

Precisamente en el calendario de este mes nos encontramos con dos figuras importantes en nuestra vida de fe:
La Virgen María, en su advocación del Pilar y San Francisco de Asís.

Hay quien ha definido a Francisco de Asís como un “sentidor”, un creyente, un testigo que nos ha trasmitido su experiencia y nos invita a reproducirla en nuestras vidas. Él amaba a Dios y a todas sus criaturas, pero de manera especial “rodeaba de amor indecible a la Madre del Señor Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la majestad, y por haber nosotros alcanzado misericordia mediante ella. Le tributaba peculiares alabanzas, le multiplicaba oraciones, le ofrecía afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana…” (LM 9,3; Cel 198). 

Francisco veía en ella, por ser la Madre, la prolongación de la misericordia y del amor de su Hijo. La maternidad es alegre, pero también es dolorosa. Las madres sienten el dolor de los suyos como propio. Amor y dolor se convierten así en la cara y cruz de una misma moneda. En la historia de la Iglesia la Virgen es el símbolo maternal del amor de Dios. Dios mismo nos sale al encuentro en nuestra Madre. Dios mismo se nos da a conocer en ella, la mujer buena y paciente que vemos reflejada en nuestras madres de la tierra. 

Pero para el cristiano la Virgen representa mucho más que la maternidad biológica. 

Es nuestra Madre del Cielo, símbolo de nuestros anhelos más profundos. Es el Pilar en el que se asienta nuestra fe, lugar de encuentro con Dios

Sabemos que San Francisco tenía una especial predilección por los lugares marianos, por las iglesias puestas bajo la protección de la Virgen. Seguramente que a nosotros nos ocurre lo mismo. Al amparo del Pilar en este mes de octubre acojamos este amor y esta devoción de San Francisco a María y hagamos nuestra a modo de oración las palabras de esta canción que dice: 

Dulce Madre, no te alejes. Tu vida de mí no apartes. Ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes. Y ya que me proteges tanto, como verdadera madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo

Benjamín Echeverría 
Provincial de los Capuchinos

Vender el Nuevo Testamento

Vender el Nuevo Testamento

A lo largo de este año queremos poner ante los lectores una serie de Escenas Franciscanas que, a nuestro juicio, tienen un alto poder de evocación. Algunas de ellas son conocidas, otras no tanto. Haremos de ellas una lectura social, aquella que une la fuente franciscana, por antigua que sea, con la sociedad de hoy. El texto viejo cobra así brillo nuevo y nuestra vida se enriquece con su enseñanza.

Algunos rasgos de San Antonio

Algunos rasgos de San Antonio

Es difícil describir su retrato físico por carencia de detalles. Dada la popularidad alcanzada por san Antonio, no hemos de extrañar que la gente llegara a idealizarlo. Así es como se creó esa imagen de un fraile gentil y delicado, de rostro juvenil. Pero la biografía que se escribió para su canonización, conocida con el nombre de Legenda Asidua, describe a san Antonio como “corpulento y pesado”.

Imágenes y símbolos de San Antonio de Padua

Imágenes y símbolos de San Antonio de Padua

La iconografía de San Antonio comprende un conjunto de símbolos; juventud, hábito, libro, Niño Jesús, azucena, llama, corazón, pan- que expresan bien una característica de su personalidad (función de recuerdo), bien los dones y cualidades de que la devoción popular le ha revestido (función simbólica).

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